Lección 38. No hay nada que mi santidad no pueda hacer. REFLEXIÓN

Lección 38: No hay nada que mi santidad no pueda hacer

LEER LA LECCIÓN...



El poder ilimitado de nuestra santidad

Esta lección nos recuerda que nuestra santidad es una extensión del poder de Dios y, por lo tanto, no tiene límites. Nos invita a reconocer que, al ser santos, somos co-creadores con Dios y podemos manifestar Su amor y Su voluntad en nuestra vida.

Nos dice algo profundo: "Tu santidad invierte todas las leyes del mundo." Esto significa que el poder de nuestra verdadera naturaleza trasciende el tiempo, el espacio y cualquier limitación impuesta por el ego. En otras palabras, no hay problema, dificultad o sufrimiento que nuestra santidad no pueda sanar.

Pero aquí está la clave: no se trata de un poder individual del ego, sino del poder divino que obra a través de nosotros. Nuestra santidad no es algo que se obtiene, sino algo que ya es parte de nuestro ser.

✅ Nuestra santidad elimina el sufrimiento

Nuestra santidad puede sanar cualquier dolor, liberar cualquier pesar y resolver cualquier problema, ya sea en nosotros o en otros. Esto nos recuerda que no estamos atrapados en el mundo de la forma, sino que nuestra esencia divina nos permite trascender cualquier circunstancia.


✅ El poder de Dios se manifiesta a través de nuestra santidad

No es el ego el que obra los milagros, sino Dios a través de nuestra verdadera esencia. Nuestra santidad es el canal por el cual Su amor y poder se expresan en el mundo.


✅ No hay distinción entre nosotros y los demás

Así como nuestra santidad nos sana a nosotros, también puede sanar a otros, porque todos somos Uno en Dios. En esta lección aprendemos a extender nuestra santidad a cualquier situación o persona sin hacer diferencias.


✅ Reconocernos como Hijos de Dios nos da dominio sobre todas las cosas

No en el sentido del ego que busca controlar, sino en el sentido de la verdadera paz y confianza. Al recordar quiénes somos, dejamos de sentirnos víctimas del mundo y nos alineamos con el amor, la abundancia y la sanación.

Preguntas de reflexión

1. ¿Estoy dispuesto a aceptar que mi santidad es ilimitada y que en realidad no hay nada que no pueda hacer?


2. ¿Qué situaciones o problemas en mi vida parecen no tener solución? ¿Puedo entregarlos a la verdad de mi santidad?


3. ¿Cómo cambiaría mi percepción de la vida si realmente creyera que mi santidad puede sanar cualquier cosa?


4. ¿Estoy dispuesto a extender mi santidad a otros y verlos como realmente son: santos y perfectos en Dios?

Práctica diaria


🔹 Cuatro sesiones de práctica de 5 minutos


1️⃣ Repite la idea de hoy en voz alta o mentalmente:

"No hay nada que mi santidad no pueda hacer."


2️⃣ Cierra los ojos y revisa tu mente en busca de cualquier problema, preocupación o sufrimiento. No hagas distinciones entre algo "grande" o "pequeño", todo puede ser sanado.


3️⃣ Aplica la idea a cada situación específica:


En esta situación con respecto a [nombre o problema] en la que me veo envuelto, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.


En esta situación con respecto a [nombre o problema] en la que [persona] se ve envuelta, no hay nada que mi santidad no pueda hacer.



4️⃣ Siente la verdad de estas palabras. No necesitas hacer nada más que reconocer tu santidad y permitir que la sanación ocurra.


🔹 Aplicaciones cortas durante el día


Cada vez que surja un problema, repite mentalmente la idea:

"No hay nada que mi santidad no pueda hacer."

O úsala de manera específica:

"No hay nada que mi santidad no pueda hacer en esta situación con [nombre o problema]."


Meditación guiada: Recordando el poder de mi santidad


Cierra los ojos. Respira profundamente. En este momento, deja atrás toda duda, toda preocupación. Permite que la paz inunde tu ser.


Imagina que estás rodeada(o) por una luz dorada, una luz cálida y amorosa. Esta luz representa tu santidad, el poder divino dentro de ti. Visualiza cómo esta luz se expande, envolviendo todo a tu alrededor.


Ahora, trae a tu mente una situación que te cause preocupación. Tal vez sea un problema personal, una dificultad con otra persona o un temor sobre el futuro. Lleva esa situación a esta luz dorada y observa cómo comienza a disolverse. No hay nada que tu santidad no pueda hacer.


Dile suavemente a esa situación:

"Te entrego a la luz de mi santidad. No hay nada que mi santidad no pueda hacer."


Siente cómo la preocupación se desvanece, cómo la paz ocupa su lugar. No tienes que resolver nada por tu cuenta, solo recordar quién eres.


Respira profundamente y, cuando estés lista(o), abre los ojos.


Oración al Espíritu Santo


Amado Espíritu Santo, hoy me abro a recordar el poder de mi santidad. Suelto toda duda, toda limitación y todo miedo. Sé que en Dios todo es posible, y que mi santidad es Su regalo eterno para mí.


Hoy elijo ver con los ojos del amor. Hoy permito que mi santidad sane cada rincón de mi vida. No hay nada que mi santidad no pueda hacer, porque no hay nada que el amor de Dios no pueda hacer. 


Esta lección nos invita a dejar atrás las creencias en la carencia, el sufrimiento y la limitación. Nos recuerda que, como Hijos de Dios, somos luz, somos amor, somos ilimitados.


Hoy, simplemente confía. No hay nada que tu santidad no pueda hacer.