Lección 41. Dios va conmigo dondequiera que yo voy. REFLEXIÓN

 Lección 41. Dios va conmigo dondequiera que yo voy.

LEER LECCIÓN...




Esta lección nos invita a reconocer una verdad profunda: no estamos solos jamás. Es como llevar consigo un compañero invisible pero omnipresente que nos acompaña en cada paso, cada respiro, cada desafío. La soledad, el miedo y el abandono son ilusiones creadas por nuestra mente, mientras que la realidad es que estamos conectados constantemente con una fuente de amor, paz y protección infinita.

Imagina que llevas contigo un escudo invisible de amor y protección divine. Cada vez que sientas miedo, soledad o preocupación, puedes recordar esta lección y reconectar con esa presencia interior. No se trata de una práctica complicada, sino de un simple recordatorio: "Dios va conmigo dondequiera que yo voy". Esta frase puede transformar instantáneamente tu perspectiva sobre cualquier situación difícil.


PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR:

- ¿Cómo cambiaría mi vida si realmente creyera que nunca estoy solo?

- ¿Qué miedos o preocupaciones se desvanecerían si sintiera esta presencia divina constantemente?

- ¿Qué significa para mí sentir que tengo una fuente de perfección dentro de mí?


ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO:

"Amado Espíritu Santo, ayúdame a despejar la nube de pensamientos que me separan de mi verdadera naturaleza. Guíame para reconocer la presencia divina que me acompaña en cada momento. Disuelve mis miedos y dame la paz que proviene de saber que nunca estoy solo. Abre mi corazón para sentir la santidad que me rodea y me habita."

Esta lección nos ofrece una herramienta poderosa para transformar nuestra experiencia cotidiana. Al recordar que Dios nos acompaña constantemente, podemos liberar los miedos, la soledad y la sensación de desamparo. No se trata de una creencia religiosa tradicional, sino de un reconocimiento profundo de nuestra conexión con una fuente de amor y paz infinita que está siempre presente.