Lección 59. Repaso de las lecciones 41 – 45
Lección 59. Repaso de las lecciones 41 – 45
La Lección 59 nos invita a revisar las lecciones 41-45 de Un Curso de Milagros, centrándose en nuestra conexión inherente e inseparable con Dios. Estas enseñanzas nos recuerdan que nunca estamos realmente solos, pues Dios es nuestra fuerza constante, nuestra fuente, nuestra luz y la mente con la que pensamos.
Estas lecciones desafían profundamente la manera en que habitualmente percibimos nuestra realidad. Nos plantean que lo que consideramos "ver" por nosotros mismos es en realidad una "lamentable ilusión", mientras que la verdadera visión es un regalo de Dios que trasciende la percepción física.
En esencia, el mensaje es liberador: no estamos separados de Dios ni podríamos estarlo jamás. Esta verdad desmantela las bases del miedo, la soledad y la inseguridad. Si Dios va con nosotros, ¿cómo podríamos estar realmente solos? Si Dios es nuestra fortaleza, ¿por qué depender de nuestros limitados recursos? Si Dios es nuestra fuente, ¿por qué buscar satisfacción en el mundo?
Particularmente conmovedor es el recordatorio de que no tenemos pensamientos que no compartamos con Dios, porque no existe otra mente que la Suya. Esta unidad de pensamiento desafía nuestra creencia en la separación y nos invita a reconocer que nuestros pensamientos más verdaderos son aquellos que compartimos con lo divino.
Al aceptar que "Dios es la luz en la que veo", abandonamos el intento de definir la realidad por nosotros mismos y nos abrimos a una visión más amplia, más amorosa y más verdadera del mundo y de nosotros mismos.
Preguntas para reflexionar
1. ¿En qué momentos de mi vida me he sentido verdaderamente acompañado por Dios? ¿Cómo cambiaría mi experiencia diaria si viviera consciente de Su presencia constante?
2. ¿De qué maneras he intentado "ver" y definir el mundo por mí mismo, sin reconocer a Dios como la luz en la que realmente veo?
3. ¿Qué miedos o inseguridades desaparecerían si aceptara plenamente que Dios es mi fortaleza?
4. ¿Cómo puedo distinguir entre mis pensamientos que están alineados con la Mente de Dios y aquellos que parecen separados de Él?
5. ¿Qué significaría para mis relaciones personales reconocer que Dios también va con cada persona que encuentro?
Oración al Espíritu Santo
Amado Espíritu Santo, ayúdame a recordar la verdad de mi ser: que nunca estoy solo porque Dios va conmigo siempre. Disuelve la ilusión de que puedo ver, pensar o existir separado de mi Fuente divina. Reemplaza mi visión limitada con la visión de Cristo, para que pueda contemplar el mundo real más allá de las sombras. Guíame para reconocer que mis pensamientos más verdaderos son los que comparto con Dios, y ayúdame a descartar todos los demás. Gracias por recordarme que en la unión con Dios está mi paz perfecta, mi seguridad absoluta y mi dicha eterna. Amén.
La Lección 59 nos recuerda que nuestra relación con Dios no es algo distante o abstracto, sino la realidad más fundamental de nuestra existencia. Dios no es simplemente alguien a quien recurrimos en momentos de necesidad, sino la presencia constante que nos acompaña, la fuerza que nos sostiene, la fuente de nuestro ser, la luz en la que vemos y la mente con la que pensamos.
Aceptar estas verdades significa abandonar las ilusiones de separación, insuficiencia y limitación. Significa reconocer que nuestra perfección no es algo que debamos lograr, sino una realidad que ya existe porque "Dios va conmigo dondequiera que yo voy". Este reconocimiento nos libera del miedo y nos abre a una experiencia de paz, certeza y amor que trasciende todo lo que podríamos imaginar desde nuestra percepción limitada.