Reflexión sobre las lecciones 26-30 de Un Curso de Milagros

Reflexión sobre las lecciones 26-30 de Un Curso de Milagros

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Estas cinco lecciones nos invitan a explorar la relación entre nuestros pensamientos, nuestra percepción y nuestra identidad verdadera. Nos muestran cómo nuestros pensamientos de ataque nos hacen sentir vulnerables y separados, cuando en realidad somos eternamente seguros en nuestra unión con Dios. El Curso nos recuerda que lo que vemos en el mundo es un reflejo de lo que creemos ser, y que podemos elegir ver más allá de las apariencias para reconocer la presencia divina que yace en todo. Este cambio de percepción es el verdadero milagro.


Oración meditativa


Espíritu Santo, hoy entrego a Tu visión todo lo que mis ojos contemplan. Ayúdame a reconocer que mis pensamientos de ataque solo han nublado mi percepción de la verdad inmutable. Guíame para ver más allá de las apariencias, más allá de los velos que he corrido sobre el amor, para contemplar la luz que nunca ha dejado de brillar. Recuérdame que Dios está en todo lo que veo porque Dios está en mi mente, y que mi verdadera herencia es la paz perfecta que comparto con toda la creación. Que pueda descansar hoy en esta certeza. Amén.


Preguntas para reflexionar


1. ¿De qué manera mis pensamientos de ataque me hacen sentir vulnerable cuando en realidad soy invulnerable?

2. ¿Qué cambiaría en mi experiencia si realmente deseara ver por encima de todo?

3. ¿Qué imagen temerosa he forjado de mí mismo y cómo se refleja en el mundo que veo?

4. ¿En qué situaciones o relaciones me resulta más difícil reconocer que "Dios está en todo lo que veo"?

5. ¿Cómo sería mi experiencia si viviera desde el conocimiento de que todo es uno eternamente?

Puntos a considerar


- Nuestros pensamientos de ataque no solo atacan a otros, sino que atacan nuestra propia conciencia de invulnerabilidad.

- Lo que vemos es un reflejo directo de lo que creemos ser, no una realidad objetiva.

- Nuestra mayor necesidad no es cambiar el mundo sino obtener una nueva visión.

- Detrás de cada apariencia de separación yace la verdad inmutable de la unidad.

- El conocimiento de nuestra verdadera identidad nunca se ha perdido, solo ha sido temporalmente olvidado.


Las lecciones 26-30 nos ofrecen un profundo recordatorio de que nuestra percepción del mundo es una proyección de nuestros pensamientos, y que podemos elegir ver de manera diferente. Al reconocer que nuestros pensamientos de ataque solo nos han hecho sentir vulnerables y separados, podemos abrirnos a una nueva visión que refleje la verdad de quiénes somos: seres eternamente unidos a Dios y a toda la creación. Este cambio de percepción no es simplemente un ejercicio mental, sino una transformación profunda que nos devuelve a nuestra herencia natural de paz, amor y seguridad perfecta. El milagro ocurre cuando permitimos que esta verdad reemplace las falsas imágenes que hemos forjado, revelando un mundo que refleja el Amor de Dios en todo lo que vemos.