Lección 65. Mi única función es la que Dios me dio.

 Lección 65. Mi única función es la que Dios me dio.

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Esta lección nos invita a un compromiso absoluto con nuestra función divina: la salvación. Nos recuerda que cualquier otra meta que persigamos en este mundo es una distracción del propósito real para el que fuimos creados. En la simplicidad de esta entrega total encontramos la paz que tanto anhelamos, la respuesta a nuestra búsqueda eterna y la llave que abre la puerta a nuestra verdadera libertad.


Preguntas Reflexivas

1. ¿Qué otras "funciones" he estado persiguiendo que me distraen de mi verdadero propósito?

2. ¿Qué resistencia encuentro cuando pienso en renunciar a todas mis metas personales?

3. ¿Cómo sería mi vida si realmente aceptara que mi única función es la salvación?

4. ¿Qué significaría para mis relaciones vivir desde esta única función?

5. ¿Puedo identificar momentos en los que he experimentado paz al alinearme con este propósito divino?

6. ¿Qué valor le doy realmente a la salvación en comparación con mis otros objetivos mundanos?

7. ¿Cómo puedo disciplinar mi mente para recordar constantemente esta función?


Oración al Espíritu Santo

Espíritu Santo, claridad divina,

Disuelve mis propósitos ilusorios.

En la tabla rasa de mi mente,

Escribe Tú mi verdadera función.


Ayúdame a renunciar a las metas

Que yo mismo he inventado y perseguido.

Dame la fuerza para aceptar sin reservas

El único propósito que Dios me dio.


Condúceme a ese lugar de paz

Donde mi resistencia se disuelve,

Donde mi búsqueda termina

Y mi compromiso con la salvación florece.


Transfórmame en un verdadero salvador,

Un instrumento de Tu propósito,

Para que pueda decir con total convicción:

"Mi única función es la que Dios me dio".


Exclusividad de Propósito: La salvación debe ser nuestro único objetivo, sin competencia de otros fines.

Compromiso Total: La aceptación de nuestra función requiere tanto reconocimiento como renuncia.

Disciplina Mental: Necesitamos entrenar la mente para que el Espíritu Santo pueda usarla consistentemente.

Llave de la Paz: Aceptar nuestra verdadera función es la solución a todos nuestros conflictos.

Transformación Perceptual: Lo que vemos cambiará radicalmente cuando aceptemos nuestra función sin reservas.


- La importancia de establecer un tiempo diario dedicado específicamente a Dios

- El proceso de identificar y descartar pensamientos que interfieren con nuestra función

- La creación de una "tabla rasa" mental donde pueda inscribirse nuestro verdadero propósito

- El contraste entre la paz que ofrece nuestra función divina y la inquietud de perseguir objetivos ilusorios

- La diferencia entre aceptar intelectualmente nuestra función y experimentarla sin reservas