Lección 80. Permítaseme reconocer que mis Problemas se han resuelto.
Lección 80. Permítaseme reconocer que mis Problemas se han resuelto.
Reflexión: La Paz de Reconocer que Todo Está Resuelto
La Lección 80 nos introduce a una idea revolucionaria: nuestros problemas ya están resueltos. Esta afirmación, en su aparente simplicidad, contiene una profunda transformación de consciencia.
La simplicidad de la solución
Lo que esta lección nos revela es que la complejidad que experimentamos es una ilusión creada por nuestra percepción fragmentada. El texto nos invita a reconocer una verdad fundamental:
- Un solo problema
- Una sola solución
- Todo ya resuelto
Esta simplificación no es un acto de negación o de ignorar la realidad, sino una forma de ver más allá de las apariencias hacia la naturaleza esencial de nuestra experiencia.
La práctica de la aceptación
La lección nos invita a practicar activamente este reconocimiento a través de afirmaciones como:
"Permítaseme reconocer que este problema ya se ha resuelto."
Este ejercicio no es un simple pensamiento positivo, sino un entrenamiento para alinear nuestra percepción con una realidad más profunda que la mente dividida no puede ver por sí misma.
El regalo de la paz
Al aceptar que nuestros problemas ya están resueltos, recibimos el regalo inmediato de la paz. Esta paz no depende de circunstancias externas o de los cambios que creemos necesitar, sino del reconocimiento interno de una verdad que siempre ha estado presente.
Aplicación práctica
Esta enseñanza puede transformar nuestra experiencia cotidiana cuando:
- Ante un desafío aparentemente nuevo, recordamos que su esencia ya está resuelta
- Frente a la tentación de complicar situaciones, regresamos a la simplicidad
- En momentos de ansiedad, permitimos que la certeza de esta solución nos devuelva a la calma
La honestidad es la clave: no engañarnos sobre la naturaleza del problema nos permite reconocer que su solución ya existe.
Esta lección nos invita a vivir desde un lugar de resolución y paz, no porque neguemos los desafíos aparentes, sino porque vemos más allá de ellos hacia una verdad más fundamental de unidad y plenitud que siempre ha estado presente.