LECCIÓN 89

 LECCIÓN 89


# Reflexión sobre las lecciones 77 y 78


Estas lecciones profundizan en nuestra relación con los milagros y los resentimientos, presentando una perspectiva transformadora sobre nuestro derecho a experimentar lo milagroso.


## Lección 77: "Tengo derecho a los milagros"


Esta lección establece una conexión directa con la anterior sobre las leyes de Dios. Nos enseña que, bajo estas leyes divinas, los milagros son nuestro estado natural, no excepciones. La frase "Tengo derecho a los milagros porque no me gobiernan otras leyes que las de Dios" sugiere que los milagros no son concesiones especiales sino nuestra herencia legítima bajo las leyes divinas.


Los resentimientos son descritos como ilusiones que ocultan los milagros que siempre están presentes. Al practicar ver más allá del resentimiento, comenzamos a percibir los milagros que estaban ocultos por nuestra percepción limitada. Las afirmaciones prácticas nos invitan a reconocer que detrás de cada situación, incluidas las relaciones difíciles, hay un milagro esperando ser reconocido.


## Lección 78: "¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!"


Esta lección expande el concepto anterior, invitándonos a alinear nuestra voluntad con la del Espíritu Santo, viendo ambas como una sola. Esta unificación de voluntades es en sí misma milagrosa y transformadora.


La frase "Mediante esta idea expreso que estoy dispuesto a que todas mis ilusiones sean reemplazadas" sugiere que nuestra disposición es fundamental en este proceso. Al declarar "Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo", estamos afirmando nuestro compromiso con una perspectiva completamente transformada.


## La relación entre milagros y resentimientos


Estas lecciones presentan los milagros y los resentimientos como mutuamente excluyentes. Donde hay resentimiento, el milagro está oculto; donde se reconoce el milagro, el resentimiento se disuelve.


La práctica de estas lecciones nos invita a desarrollar el hábito de buscar milagros específicamente en aquellas situaciones o relaciones donde tendemos a experimentar resentimiento. Al hacerlo, transformamos no solo nuestra percepción sino también nuestra experiencia de la realidad.


En esencia, estas lecciones nos recuerdan que nuestra experiencia está determinada por lo que elegimos ver, y que tenemos tanto el derecho como la capacidad de elegir los milagros sobre los resentimientos en cada momento.

# Profundizando en las lecciones 77 y 78


## La naturaleza de los milagros


En estas lecciones, los milagros no se presentan como eventos sobrenaturales o raros, sino como expresiones naturales de las leyes divinas que gobiernan nuestra realidad más profunda. Cuando se afirma "Tengo derecho a los milagros", se está reconceptualizando lo que entendemos por milagro.


Un milagro, en este contexto, puede entenderse como un cambio en la percepción que nos permite ver más allá de las limitaciones del ego. Es un cambio desde la percepción basada en el miedo hacia la percepción basada en el amor. Es, en esencia, ver las cosas como realmente son, sin las distorsiones del resentimiento, el juicio o el miedo.


## La función de los resentimientos


Los resentimientos son descritos como "ilusiones que ocultan los milagros". Esta definición nos invita a examinar más profundamente la naturaleza y función de nuestros resentimientos.


Un resentimiento es esencialmente un agravio al que nos aferramos, una herida que seguimos reviviendo. Cuando albergamos resentimientos, estamos eligiendo ver a través del lente del pasado, manteniendo viva una interpretación dolorosa de los eventos. Este enfoque en el agravio percibido nos ciega ante las posibilidades milagrosas del momento presente.


## La unificación de voluntades


La lección 78 introduce el concepto de unir nuestra voluntad con la del Espíritu Santo: "Mediante esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo y percibo las dos como una sola". Esta unificación representa una transformación fundamental en nuestra orientación interna.


En lugar de seguir la agenda del ego, que busca constantemente reforzar la separación y los agravios, elegimos alinear nuestra voluntad con la verdad más alta. Esta alineación permite que los milagros ocurran naturalmente, ya que dejamos de resistir nuestra naturaleza esencial.


## La salvación como proceso integral


La frase "No haré excepciones ni substituiré unas ilusiones por otras, sino que acepto mi liberación del infierno" habla de la importancia de un enfoque completo e integral. No podemos seleccionar qué resentimientos transformar y cuáles mantener—todos deben ser entregados para experimentar plenamente nuestra libertad.


Esta entrega total contrasta con nuestro habitual enfoque selectivo, donde podemos estar dispuestos a perdonar ciertas ofensas pero nos aferramos a otras que consideramos imperdonables.


## Aplicación práctica en las relaciones


Las variaciones sugeridas para la práctica tienen un fuerte componente relacional. Frases como "No voy a abrigar ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que te voy a ofrecer el milagro al que tienes derecho" y "[Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos" nos invitan a aplicar estos principios específicamente en nuestras relaciones.


Esto sugiere que nuestras relaciones son el campo de entrenamiento perfecto para la transformación de resentimientos en milagros. Cada interacción nos ofrece la oportunidad de ver más allá de los agravios percibidos hacia la verdad compartida de nuestro ser.


## La salvación como propósito unificador


Finalmente, la declaración "Lo que quiero es todo el Cielo y sólo el Cielo" articula una claridad de propósito que puede guiar todas nuestras elecciones. En lugar de buscar satisfacciones temporales o victorias para el ego, elegimos conscientemente una experiencia completa de paz, amor y unidad.


Esta claridad de propósito simplifica enormemente nuestras decisiones diarias: ¿Esta elección me acerca al Cielo (la completa experiencia de amor) o me mantiene en el infierno (la experiencia de separación y miedo)?