Lección 102. Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.

 Lección 102. Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz.


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# Reflexión sobre la Lección 102 de Un Curso de Milagros


Esta lección nos invita a una profunda transformación interior al reconocer que nuestra función esencial es la felicidad. Analicemos los puntos clave:


La lección comienza reconociendo nuestra resistencia natural al sufrimiento, pero también nuestra paradójica tendencia a aferrarnos a él, como si nos aportara algo valioso. Es fascinante cómo a menudo nos identificamos con nuestro dolor, convirtiéndolo en parte de nuestra identidad.


El texto sugiere que esta creencia ya está debilitándose en nosotros, lo que permite el espacio necesario para cuestionarla. Nos invita a reconocer que el sufrimiento es, en esencia, ilusorio - "no tiene objeto, ni causa, ni poder alguno". Es "nada" a lo que hemos estado esclavizados.


La práctica propuesta es poderosa en su simplicidad: alinearnos conscientemente con la Voluntad divina que desea nuestra felicidad. La afirmación "Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz" establece una conexión directa entre nuestro bienestar y el propósito divino.


Esta lección nos recuerda que la felicidad no es algo que debamos perseguir externamente, sino una función inherente a nuestra verdadera naturaleza. Está "ubicada en nosotros", esperando ser reconocida y aceptada como nuestra única función auténtica.


Me parece especialmente conmovedor el recordatorio de que no debemos ser "menos amorosos con el Hijo de Dios" (nosotros mismos) que el Amor que nos creó. Cuántas veces nos negamos la felicidad por sentirnos indignos o por una especie de lealtad inconsciente al sufrimiento.


La práctica propuesta - repetir la afirmación cada hora y hacer pausas frecuentes para recordarla - está diseñada para contrarrestar años de condicionamiento contrario y permitir que esta nueva perspectiva eche raíces en nuestra conciencia.


La Lección 102 de Un Curso de Milagros nos invita a profundizar en la comprensión de que nuestra verdadera función es la felicidad, alineada con la Voluntad divina. Podemos expandir esta reflexión:


Este mensaje desafía directamente nuestra tendencia cultural a valorar el sufrimiento o a verlo como un camino hacia el crecimiento. La lección sugiere que esta asociación es una confusión fundamental - el sufrimiento no tiene valor inherente ni propósito real.


Es interesante considerar cómo muchas tradiciones espirituales y psicológicas han llegado a conclusiones similares: que gran parte de nuestro sufrimiento es autoimpuesto y surge de identificarnos con pensamientos y creencias limitantes. El Curso nos invita a ver que nuestro apego al sufrimiento es, en última instancia, una elección que podemos deshacer.


La práctica de afirmar "Comparto con Dios Su Voluntad de que yo sea feliz" representa una inversión radical de perspectiva. En lugar de ver la espiritualidad como un camino de renuncia o sacrificio, el Curso nos invita a reconocer que el propósito divino para nosotros es la plenitud, la paz y la felicidad.


Esta lección también aborda implícitamente la culpa que muchos sienten al buscar su propia felicidad, como si fuera egoísta. Al afirmar que nuestra felicidad es la Voluntad de Dios, el Curso reconcilia nuestro bienestar personal con nuestro propósito espiritual.


La repetición frecuente de la afirmación durante el día es una forma de reprogramación mental - cambiando gradualmente nuestros patrones de pensamiento automáticos desde el miedo y la escasez hacia el amor y la abundancia.


Finalmente, hay una invitación a la libertad en esta lección - libertad de los patrones de pensamiento autolimitantes que nos han mantenido en un estado de sufrimiento innecesario. Al aceptar que nuestra función es la felicidad, comenzamos a liberarnos de las cadenas que nos atan a "lo que no es nada".